La vocal coach, Liliana Aracil, ha realizado recientemente una serie de recomendaciones que deben tenerse en cuenta a la hora de elegir un maestro de canto.

Tal como indica Aracil, “Me he pasado la vida buscando buenos maestros que me enseñaran el difícil camino de la salud vocal, me llevé demasiadas decepciones, siempre haciendo promesas que nunca podían cumplir; esto puede ayudar a que otros no pasen por lo mismo que pasé yo en momentos de mi vida”.

«Para elegir a un buen vocal coach plantéate algunas preguntas», indica Liliana Aracil

La vocal coach, Liliana Aracil

La vocal coach, Liliana Aracil

Por este motivo, resalta que para elegir al vocal coach que se desea, hay que plantearse una serie de preguntas después de la primera clase:

• ¿El profesor habló demasiado?

• ¿Cantaste durante la clase o solo escuchaste?

• ¿El profesor se pasó la clase explicando respiración y anatomía pero no hizó nada practico?

• ¿Te has pasado la sesión haciendo ejercicios de respiración?

• ¿El profesor fue bruto, sin refinamiento o burlesco?; ¿supo decirte la verdad de tu condición vocal?

• Después de la primera clase, ¿tu voz estaba cansada, como si hubieras empujado la voz?, ¿y encima el profesor decía muy bien, así se hace?

 En estos casos, si la respuesta es sí a algunas preguntas, se debe seguir buscando. Tras este planteamiento, Aracil indica: “Ahora hazte estas otras preguntas”

• ¿El maestro te dio ejercicios para que tu voz sea más balanceada, flexible y fácil?

• ¿Tu voz se sintió bien después de la clase?

• ¿Has pasado más tiempo trabajando tu voz que escuchando las historias del profesor?

• ¿Intuiste que el maestro sabía lo que estaba haciendo? ¿Disfrutaste de la clase?  ¿El maestro contestó a tus preguntas y las respuestas tenían sentido?

• ¿Pudiste comprobar mejoría después de la primera clase?; ¿no te dijo que en un año o cinco experimentarías esa mejoría?

Para Aracil, “Si has respondido sí a estas preguntas entonces has encontrado a alguien que te puede ayudar. Recuerda que estás pagando por tu clase. No te dejes intimidar. Haz preguntas y, sobre todo, averigua entre sus alumnos si han experimentado progresos.

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